Jugaban, reían Facundo y Javier,
su infancia corría al compás incesante
que embriaga la siesta en las vías del tren
Piesitos descalzos rojiza la piel. alegran
la espera del día tras día que deja
el anden.
La vieja estación dibuja un matiz,
de luz amarilla oxidado vagón,
galpones añejos silencio de pueblo, miradas amigas,
durmientes de un tiempo que el mundo olvido.
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