miércoles, 16 de abril de 2008

Africa en carne viva


Con el tiempo plomizo en sus costados
y arrullando un cruigido maternal
desde el vientre preñado por la infamia
que derrama sus lágrimas al mar.
Dieciséis que se dicen marineros
ahuecados en el pecho por su dios
con los ojos que sangran, corroídos,
Putrefactas miradas de terror.
Los lamentos que muerden las entrañas
del navío llagado por hedor
vomitando tras rítmicas cadenas
lo que ayer fueron cantos de un tambor.
Cada costra en la espalda del tesoro
se hizo llanto en las almas y en la voz.
Cada azote en la carne magullada
la memoria entre dientes, del rencor.
Del regazo arrancaron a sus hijos
y llenaron sus pechos con dolor
y aunque nadie alivió las cicatrices
hoy no ríe pero África lloró
Leuman

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